viernes, 31 de julio de 2020

Palabras para el brindis del undécimo cumpleaños de mi hija

Buenas noches a todos.

Este es el undécimo brindis que hacemos por el cumpleaños de Helena. Undécimo u onceavo o incluso onceno, que el once es un número primo y de ordinal irregular. Pero continúa la costumbre de hacer un pequeño discurso en este momento y compartir unas frases con ustedes.

Este fue un año difícil, signado por problemas de mi familia y de nuestro trabajo. Pero no voy a detenerme en eso, sino recordar que por tercera vez, hemos hecho un viaje maravilloso para las vacaciones de invierno. Maravillosos porque fuimos a ver otra maravilla. Hace dos años visitamos las cataratas del Iguazú, el año pasado fuimos a Europa y este año, a ver el Valle de la Luna y el parque de Talampaya, impresionantes paisajes naturales que hace años que quería conocer. Y el viaje fue otra oportunidad de pasar tiempo juntos, vivir experiencias nuevas y ver cómo se desenvuelve Helena. Ahora que tiene más de diez años, esto es más interesante, porque empieza a ser una compañera de viaje con otro nivel de participación.

Y es bueno ver que, aunque pase todo su tiempo libre mirando tonterías en Youtube, sigue teniendo habilidad para conectarse con la gente, aunque sean extraños, y aportar su luz en nuestras vidas.

Este año, además del colegio, donde se desenvuelve más por su cuenta y tiene algo menos de apoyo y supervisión de nuestra parte, empezó un taller de teatro que disfruta mucho, empezamos una catequesis familiar en la que trato de acompañarla en el descubrimiento de la Fe católica y forma parte por tercer año de la Banda musical del colegio.

Pero los once años son una edad difícil (como todas). Ya está dejando de ser una niña para entrar de lleno en la etapa de pre-adolescencia. Y eso trae preguntas e inquietudes, de su parte y de la nuestra. Muchas de esas preguntas se hacen y se responden con las compañeras del colegio, y eso ahora es un problema, ya que todo tipo de información está al alcance de todas, pero no la capacidad de filtrarla, entenderla o evaluarla. Por suerte, parece que Helena entiende la importancia de asegurarse con nosotros de lo correcto o apropiado de las cosas que ve o escucha, pero quién sabe por cuánto tiempo seguirá así… Nosotros aportamos libros y experiencia, pero el colegio se mantiene alejado del tema y es difícil competir con Youtube y otras manifestaciones de Internet.

Mientras tanto, día a día sigue creciendo, aunque yo la vea tan pequeña. Pero me encanta jugar con ella, o llevarla a lugares nuevos o a conocer gente nueva. Me gusta verla en las reuniones familiares, jugando con sus primas y marcando cada una su diferente personalidad. Me gusta llevarla a catequesis o a teatro y ver su actividad ahí. Y me gusta que todavía mantengamos la costumbre de leer un poco a la noche, aunque muchos de los libros que elijo le resulten aburridos.

Apartándonos de las dificultades de mi actividad laboral, de la rutina de mantener la casa y de nuestra escasa actividad social, cada vez más la luz y la alegría vienen de la mano de nuestra hija. Y creo que esto es lo que quería compartir con ustedes. Por eso, para cerrar, los invito una vez más a brindar por la vida, por la luz y la alegría que traen nuestros hijos.



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