viernes, 31 de julio de 2020

Palabras para el brindis del noveno cumpleaños de mi hija

Buenas noches a todos.

Una vez más, tomo la palabra en el momento del brindis, continuando esta tradición de 9 años.

Este año se hizo particularmente difícil, porque hemos recibido varios golpes en los últimos tiempos. Desde pequeñas molestias e inconvenientes hasta muertes de familiares y amigos, pasando por problemas en la empresa donde trabajamos y enfermedades graves de otros amigos. Ayer, al sentarme para escribir estas palabras, por primera vez lo hice sin alegría, preguntándome qué debería transmitir. Porque en estos mensajes no puedo dar rienda suelta a la negatividad, porque ya para eso hay de sobra en los medios masivos, y porque esto tiene que ser un festejo.

Y porque tampoco nos faltan motivos para festejar, y es bueno que lo hagamos. Helena cumplió nueve años y lo festejamos en las Cataratas del Iguazú, uno de los escenarios más imponentes del planeta, que ninguno de los tres conocía. Le va muy bien en el colegio, y en general los tres estamos bien de salud. Alejandra y yo tenemos un buen trabajo, y excelentes amigos. En fin, cuando uno se pone a buscar un poco y evaluar las cosas con más tranquilidad, siempre tenemos motivos para festejar, para brindar, como decía la propaganda de la sidra.

Este año Helena tuvo muchos logros, que nos ponen orgullosos. Además de su desempeño escolar, empezó a tocar la flauta traversa en la banda del colegio, y empezó el taller de patín. Sigue con natación. Está leyendo mejor, aunque lo hace menos que antes, y su vocabulario aumentó mucho. Su inglés mejoró bastante. Y un detalle que no es menor: aprendió algunos juegos de mesa o de cartas que puede jugar con nosotros.

Aprovecho para colar el mensaje que di en mi charla para la conferencia de Smalltalk del año pasado: el juego es una herramienta fundamental para el aprendizaje. Por esto también decidimos buscar una animación con una propuesta de juego, algo diferente de la animación convencional.

Los juegos agilizan la mente, la mantienen fresca y receptiva; ayudan a enfocarse, a aprender a trabajar para lograr un objetivo frente a dificultades diversas y la acción de otros jugadores. Nos introducen en distintas temáticas y nos hacen conocer cosas nuevas. Y, por supuesto, el juego grupal implica interacción con gente. Así que aprovechen cada ocasión para jugar con sus hijos, a ellos les viene bien, a nosotros nos aleja el Alzheimer, es una buena forma de compartir tiempo y actividades juntos y además… es divertido.

Hablando de diversión, extraer la parte divertida de cualquier situación y no tomar nada demasiado en serio han sido siempre buenos mecanismos, que me ayudan a superar las cosas que mencioné al principio.

Pero por supuesto, no todo puede ser diversión y juego, y en cuanto a las tareas y obligaciones, Helena todavía necesita mucha supervisión, y mucho ejemplo. Una parte importante de lo que compartimos con ella, son las tareas del colegio, que muchas veces hace junto con alguno de nosotros, o al menos, le revisamos antes de que entregue. Seguramente, cuando logremos que tenga más independencia y haga sola las cosas, extrañaremos eso…

Para cerrar, entonces, este año los invito a brindar por el tiempo compartido con nuestros hijos. ¡Brindemos por la vida, por una vida plena de alegrías, para nosotros y nuestros hijos!






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