Buenas tardes a todos.
Hoy celebramos el cumpleaños número dieciocho de Helena, y parece que este discurso será leído dos ocasiones: una en nuestra casa, el mismo día del cumpleaños, para un pequeño almuerzo con abuelos y padrinos; y otra para el festejo familiar.
Una vez más, empecé la escritura del discurso con pocas ganas. Este amenaza con ser el último ya que, al cumplir 18, Helena pasa a ser mayor de edad. Ya es oficialmente una adulta responsable, algo que nos cuesta muchísimo aceptar e incorporar. Es una batalla perdida, supongo que en mi mente la seguiré viendo siempre como la princesita Sofía, por más que ella grite en mis oídos que es grande. De todos modos, ser adulto no viene de un DNI o de una fecha; es algo que hay que ganarse y demostrar.
Preparándose para la demostración, este año Helena nos trajo varios cambios.
A fines del año pasado, tenía dos y hasta tres pretendientes; a principios de éste se quedó con uno solo y hace unos meses lo presentó oficialmente como novio.
Hizo unas cuantas clases de manejo, incluso fuimos un par de veces a practicar con nuestro auto a la pista de General Roca. Está casi a punto de poder sacar la licencia de conducir, aunque todavía falta un poco.
Empezó su camino de orientación vocacional, para elegir qué estudiar a partir del año que viene. Insiste en que sea algo totalmente distinto de la profesión científica de padres y padrinos, a pesar de su facilidad en esas áreas. Todavía no terminó ese proceso, pero hizo unas cuantas actividades para ello, dentro y fuera del colegio.
Sigue con Teatro, pero dejó la academia de los dos años anteriores para ingresar en una semi-profesional y famosa, Timbre 4. Está muy contenta con el grupo, el lugar y las nuevas actividades y docentes.
Y, por supuesto, la primera mitad del año estuvo signada por la preparación del viaje de egresados con toda su promoción, del que acaba de volver. Por suerte, todo se desarrolló con normalidad y
llegó muy contenta, aunque agotada y con ganas de comer y dormir bien. Fue toda una experiencia para ella, con boliche todas las noches (lo que más la entusiasmó) y excursiones todos los días. Tuvo la convivencia continua con sus compañeras de habitación y contacto diario con los chicos del último año de las tres carreras de su colegio: Comunicación, Técnica, e Informática.
También fue una experiencia nueva para nosotros, tenerla tanto tiempo tan lejos y con poca comunicación. Por suerte, uno de los padres acompañantes se hizo cargo de la tarea de mantener a los que quedaron acá bien informados, con 50 o más fotos y videos por día de fiestas y actividades.
Y así, en medio de tanto cambio, tratamos de acompañarla de manera constante. Siempre orgullosos de sus logros y de la persona en que va madurando. Siempre preocupados de lo que pueda amenazar su felicidad. Siempre listos para ayudarla, incluso en cosas que no estemos de acuerdo. Siempre somos y seremos sus padres, por mucho que crezca.
Para cerrar, entonces, este año los invito a brindar por la entrada oficial de nuestra hija en la mayoría de edad. ¡Brindemos por la vida, por una vida llena de amor y experiencias de crecimiento para nosotros y nuestros hijos!
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