domingo, 17 de agosto de 2025

Palabras para el brindis del décimoséptimo cumpleaños de mi hija

 Buenas noches a todos.

Hoy celebramos el cumpleaños número diecisiete de Helena, nuevamente en casa de los abuelos y, esta vez, combinada con la celebración de los 80 años de la abuela Isabel.

De nuevo empecé el discurso con pocas ganas, parece que eso se vuelve parte de la tradición (emoji de sonrisa, de los que la de 17 dice que son de viejo). Como cada año, leí primero los anteriores. Y ya me tomó un buen rato, porque esta vez repasé todos. Después, como cada vez, me senté y dejé que la influencia de mis propios discursos se exprese… o sea, voy a retomar ideas clave de los anteriores, y aprovechar a ver cómo evolucionaron.


Desde el primer cumpleaños marqué la importancia de dar un buen ejemplo para nuestros hijos, y hacerlo en acciones más que en palabras. Aunque está en la edad en que parece ignorar, desconocer y rechazar todo lo que hacen sus padres (o los adultos en general), sigo creyendo en la importancia de esto.

En los siguientes, comenté que cada vez estamos más captados por el trabajo y otras obligaciones, y tenemos cada vez menos tiempo para disfrutar con ella. Esto no ha hecho más que empeorar cada año, sumando las actividades de Helena a las nuestras.

Más adelante, conté como su experiencia de niña (y ahora adolescente) nos trae una mirada nueva sobre todo lo que conocemos y creemos saber. Es otra cosa que se profundizó con la edad y el nuevo nivel discursivo que le aporta el colegio.

Hablando del colegio, otro tópico frecuente fue nuestro orgullo como padres de su desempeño escolar, su responsabilidad y dedicación, además de sus otras actividades. Esto no ha cambiado, ni nuestro orgullo ni su buen desempeño, aunque ahora ella maneja completamente sus estudios y tareas. Queda para el próxima año decidir qué seguirá estudiando.
También estamos muy orgullosos de cómo se desenvuelve socialmente, en familia, con amigos, en distintos grupo y actividades.

En el cumpleaños número diez hice una analogía muy poderosa: ser padres es como participar en un juego maravilloso, aunque nadie nos explica las reglas, no sabemos cuándo nos toca ni cuál es el puntaje… Ahora actualizo la metáfora y creo que es más como un videojuego, con la última ficha y sin vidas extra, sin saber para qué sirven los botones… Supongo que conocen la sensación.

En varias ocasiones mencioné también que, cada vez más, la luz en nuestras vidas viene de Helena. Las cosas que ella hace y mencioné antes, lo que ella es y nos hace orgullosos padres, eso es lo que nos aporta luz. Sobre todo, que vemos que se afianza como una buena persona, con buenos sentimientos, el corazón y la cabeza bien puestos. Y en esto, ustedes tienen también su participación. Compartimos todos, en mayor o menos grado, una parte de la crianza y las influencias que tuvo esta niña y que formaron a la adolescente que es y la mujer que pronto será.


Viendo hacia atrás y hacia adelante, como en cada uno de estos discursos, siento orgullo, alegría y la sensación de maravilla que siempre me acompañó, desde el momento del nacimiento. Todo ha sido una experiencia maravillosa, y no dudo que lo seguirá siendo.


Para cerrar, entonces, este año los invito a brindar por la luz, la buena crianza y la maravilla. ¡Brindemos por la vida, por una vida llena de amor y maravillas para nosotros y nuestros hijos!

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