A Alejandra se le metió en la cabeza que era un buen momento para hacer los arreglos en la pintura. Teníamos varios sectores, bajos y tapados por muebles, donde la pintura había saltado por filtraciones de agua y humedad. Supuestamente ya están arregladas, y vinieron un par de pintores hace meses a verificarlo, pero todos dijeron que había que esperar al verano para pintar. Finalmente emprendimos la obra, a un costo absurdo. Pero Alejandra lo quería ver perfecto, como todo en el departamento.
Estuvimos diez días en estas condiciones, con la mitad de los ambientes llena de cosas apiladas y cubiertas de plástico para que no se mancharan. Tuve que mover las computadoras a la mesa del comedor, porque en el escritorio era imposible trabajar.
Por suerte, este lunes terminaron. Y por suerte, eran gente bastante prolija. Ahora sólo queda esperar a las próximas lluvias, a ver si aguanta...
El domingo fui con Alejandra y la bebé al parque. Hace un tiempo que no las acompañaba, pero hicimos la prueba de llevar la notebook para que pudiera trabajar en la tesis desde ahí. No era super cómodo, pero pude aprovechar un poco más el tiempo, al aire libre y con la bebecita.
A Alejandra se le metió en la cabeza que era un buen momento para hacer los arreglos en la pintura. Teníamos varios sectores, bajos y tapados por muebles, donde la pintura había saltado por filtraciones de agua y humedad. Supuestamente ya están arregladas, y vinieron un par de pintores hace meses a verificarlo, pero todos dijeron que había que esperar al verano para pintar. Finalmente emprendimos la obra, a un costo absurdo. Pero Alejandra lo quería ver perfecto, como todo en el departamento.
Y ya tenemos las primeras fotos en la nueva cuna funcional. En la primera vemos a Helena durmiendo a pierna suelta (literalmente), disfrutando la enorme amplitud que tiene.
