

Otra tanda de fotos mientras esperamos la cena. En este caso, alrededor del Alma Bohemia. Esa pequeña estatua de un viejo que le regalamos a Luis hace tiempo para que se entretuviera pintándolo. El vistió su yeso blanco e inexpresivo y lo transformó en un viejo simpático, algo ebrio y artista, bohemio por más señas y por si cabe duda le colocó entre las manos unos versos tangueros. Este singular compañero eligió para enfocar las fotos junto al tío Mario, a sus amigos Mimí y Saúl y al grupo que completan su yerno Germán y Tito Tubio, otro amigo y visitante frecuente de Bragado.
1 comentario:
Por un momento pensé en hacer justicia, pero después recapacité, ya que ví un oscuro camino en el cual me veía privado de la torta de la Ita.
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