Al bajar la escalera del cerro, vimos gente a un costado y un caminito. Haciendo un poquito más de trekking, llegamos a otro lugar con excelente vista donde paramos a tomar unos mates. Pusimos a Helenita sentada en el piso, se divirtió un montón y pudo darse el gusto de comer unos puñados de arenita y guijarros mientras no mirábamos.
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