Esta noche de Año Nuevo la pasamos en casa de mis suegros. Hacía calor y aproveché para meterme en la pileta. A Helena le pusimos la malla, aunque no se metió al agua. Pero le queda muy bien y fue un regalo de los tíos Leila y Germán.
Todos posamos con las dos primitas en brazos, frente a uno de los mosaicos que decoran el jardín de Luis.
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